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Clase 3: Duelo e impotencia


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La pérdida de la realidad
En este seminario se aborda la naturaleza de la realidad y el valor de la palabra. Se explora la conexión entre la palabra, la resistencia y el trabajo de constituir realidad. Se discute la pérdida de la realidad al decir cualquier cosa sin consecuencias. También se reflexiona sobre la mentira, la locura y el sufrimiento asociados. La relación con la madre, la irritabilidad y el cansancio se analizan en el segundo encuentro. El tercer encuentro explora el duelo como un trabajo que transforma la pérdida en una potencia vital que constituye el deseo en y con la realidad.
Clase 1: Mentira y frustración
¿Cuál es la realidad? Objetiva o subjetiva, adentro o afuera… Son categorías con las que no se puede pensar en esa instancia psíquica. Conviene mejor empecemos por esta otra pregunta. ¿Cuál es el valor de la palabra? Lo que se llamaba un “acuerdo de palabra” es un buen ejemplo de que la palabra escrita, dada, pronunciada, constituía realidad. Entonces, no podía pasar cualquier cosa, porque estábamos agarrados a la realidad de la palabra. Ese agarre es sintomático, conflictivo, equívoco. Porque la realidad de la palabra es, antes que nada, resistencia. La realidad es material, su materia es la palabra, que resiste. Y esa resistencia, que podemos llamar frustración, diferencia, incertidumbre, es fuente de trabajo. Constituir realidad es un trabajo.
Pensar la pérdida de la realidad, es pensar la relación con los efectos de nuestra palabra.
¿Por qué hoy podemos decir cualquier cosa sin que eso suponga el menor retorno (vergüenza, síntoma, arrepentimiento)? La mentira es una relación a la palabra, eventualmente, es poder traicionarla para encontrar en su equívoco la fantasía. Pero quién miente es quién más sujetado está a la realidad de la palabra que traiciona. Quien se atreve a decir cualquier cosa, no es mentiroso, porque lo que dice no lo constituye. Por eso es una forma de locura y sufrimiento actual tan extendido. Nos atrevemos a decir cualquier cosa, para encontrarnos con que el efecto que producimos es insuficiente para constituir realidad. No mentimos, no decimos la verdad, decimos cualquier cosa con efectos de descarga que ni siquiera se acercan a la catarsis, el más rústico efecto de la palabra.
Sobre la mentira y el atreverse a decir cualquier cosa vamos a conversar en este primer encuentro de La pérdida de la realidad.

Clase 2: Cansancio e irritabilidad
¿Cómo es posible separarse de la madre? ¿Es lo mismo reaccionar que elaborar una defensa? Antes que la risa y el juego, la irritación es la reacción más primaria a la voz-mirada de la madre. ¿Cuál es la realidad que se constituye con la irritabilidad? Sin duda es una que conserva esa forma primaria de la paranoia que es un momento muy preciso de la relación con la palabra-mirada de la madre. Cuando es la madre quien ve y dice la realidad que es. Este tiempo es muy importante, la realidad primero se constituye estable en la palabra y la mirada del otro. Cuando se empieza a poder reír y jugar con lo que la madre ve y no ve, se puede constituir una realidad un poco menos paranoide. Se abre la posibilidad del enigma del otro y la aptitud creadora de la realidad.
Cada vez que no podemos hacer otra cosa que irritarnos ante lo que nos dicen o lo que nos pasa, nos ocurre que escuchamos ahí esa voz-mirada que no podemos equivocar, la de aquella madre que sabe donde están todas nuestras cosas, incluso las que querríamos ocultarnos. Por eso, la irritabilidad no es una defensa sino una reacción que nos deja agotados, cansados, porque nos deja pegados a eso a lo que reaccionamos. Irritabilidad y cansancio son los temas que abordamos en este segundo encuentro, para pensar la realidad que constituyen y cómo esa realidad presenta formas particulares de sufrimiento de la realidad.

Clase 3: Duelo e impotencia
A veces hay que poder perder la vida.
¿Qué hago con esto? ¿Dónde lo pongo?
Hay algunas cosas de la vida que no entran en la vida.
Freud define así al dolor: es la vida que no entra en una vida vivible. Es probable que todos los duelos compartan este núcleo, se duela eso de la vida que no entra en la vida, si queremos seguir viviéndola. Por eso un duelo es poder perder.
Esto no es sólo tener la capacidad o aceptar perder. Se trata fundamentalmente de encontrar en el duelo como trabajo sobre la pérdida una potencia de vida.
Es en este sentido que el duelo es un trabajo que constituye realidad, porque hace de la pérdida una potencia, un poder. Incluso diría, un poder querer vivir.
En el tercer encuentro de “La pérdida de la realidad”, conversamos sobre el duelo como trabajo en el que la pérdida del dolor es fuente de una potencia que constituye al deseo en y con la realidad.

🤔Te puede interesar si:
Seguís el trabajo de Luciano Lutereau y Verónica Buchanan.
Te interesa ampliar tus conocimientos en cuanto a la palabra, la realidad, las emociones y el duelo.
Sos estudiante o profesional de la salud, psicoanalistas o público en general.

🕓Duración total del seminario
4 horas y 30 minutos