¿Cuál es la incidencia del sexo o la posición sexuada en la elección de neurosis? ¿Por
qué se diagnostica con mayor frecuencia histeria en mujeres que obsesión? ¿Qué
consecuencias pueden leerse sobre la modificación del lugar de la mujer en la
sociedad, donde no queda reducida al lugar de esposa y madre, pudiendo realizar
otros deseos y tomar y tomar voz pública con la prevalencia de síntomas más
obsesivos que histéricos?
Sí la posición subjetiva de la histérica consiste en rechazar un goce, una satisfacción
que ubica en el Otro, encotramos entonces una primera diferencia con la neurosis
obsesiva, donde lo que surge respecto de la vivencia sexual es el reproche y la culpa.
Los autorreproches son una cuestión bastante habitual en la neurosis obsesiva
femenina, que pueden estar desplazados en las más diversas situaciones.
Clase 1 Histeria masculina
La histeria masculina no es la otra cara de la histeria femenina. Lo propio de la histeria
masculina no es la pregunta por el deseo en la mujer, sino por el amor masculino.
Muchas veces los casos de histeria masculina fueron diagnosticados como
“homosexualidad reprimida” por los posfreudianos, del mismo modo que casos de
histeria masculina son diagnosticados de “psicosis ordinaria” por los poslacanianos.
En esta clase desarrollamos porqué entendemos que la pregunta de la histeria
masculina es “¿Cómo un hombre puede amar … a otro hombre?”, que remite a la
fantasía de la posición pasiva respecto del padre.
Clase 2 Obsesión femenina
Si el obsesivo tiene la duda para defenderse del acto, la obsesiva responde con el ser
y padece las máximas inhibiciones. Mientras que el varón puede traducir el conflicto en
términos de potencia e impotencia, la mujer sufre el conflicto de tener que asumir el
acto con la voluntad. Si el obsesivo está del lado del entendimiento, la obsesiva está
del lado de la voluntad, que es la capacidad de querer.
En esta clase retomamos las distinciones freudianas que permiten hacer un
diagnóstico, ubicando en el desencadenamiento si la pregunta ha sido por el sexo
(histeria) o por la muerte (obsesión); destacando esos detalles clínicos que permitan
una lectura más rigurosa de la obsesión en las mujeres.